Hay ocasiones, en las que dentro de tu rutina diaria, haciendo las mismas cosas, pasando por los mismos lugares, de repente, algo en el paisaje de tu entorno cambia, descubres algo diferente, novedoso. En mi caso, que pertenezco a ese mundo que disfruta creando ambientes, además, produce una chispa de emoción…
Y ese chispazo se produjo hace unos días, cuando, rutinariamente, me dirigía a mi clase de pilates, ataviada con mi uniforme deportivo y mirando el reloj para no llegar tarde. Sin embargo, el paso de cebra por el que cruzo cada martes, había cambiado de decorado. A mis espaldas se erigía una entrada majestuosa, recién rehabilitada, que albergaba el nuevo Hotel «Casa Bonay«. Unas escaleras de estilo regio me hacían intuir que era el acceso a las habitaciones, pero al fondo de la planta, a pie de calle, me esperaba el Libertine, una «sala para comer beber y bailar», como ellos mismos se definen.
En el interior me encontré un proyecto de interiorismo sublime. Oscuridad intencionada y buscada a través de un total look en verde jungla, que me transportó al post que escribí hace unas semanas titulado «Los nuevos invasores».
La barra, punto focal del local, rebosaba iluminación y calidez, muy al estilo de los felices años 20, que contrastaba con la austeridad berlinesa de los 40, llevada a su máxima expresión en la versátil composición de oficina improvisada.
La impresionante lámpara central, la magnífica chimenea casi escondida frente a los baños, precedidos por un papel pintado con estampado onírico-tropical, en contraste con el suelo, formado por una continuidad de baldosas que entran desde la calle, no deja indiferente a nadie.
Sin embargo, el Libertine no es solo continente, también es contenido. No me pude resistir a volver en otro momento más nocturno y descubrir un verdadero y cualitativo ambiente cosmopolita (hacía mucho tiempo que no tenía esa sensación en Barcelona). La música, el tipo de gente, el ambiente (quizás excepcional por el Primavera Sound), me recordó a la primera vez que descubrí Londres… «No rules, just creativity»
Libertine, Gran Vía de las Corts Catalanas, 700 Barcelona
*via
¡¡¡!Guaooo… vaya post te me has marcado esta semana. Genial con mayúsculas . ya estoy haciendo planes para una copichuela en el libertine. ya te contare.
Gracias! Genial! además lo tienes muy cerca de casa